Las lluvias han mejorado los perfiles para recibir la siembra del trigo. La mejora en el precio trajo alivio a los márgenes económicos.

Hacer trigo en Córdoba no es fácil. Cuando no falta agua, números económicos del cultivo no son rentables; así ha sido durante buena parte de la última década en la provincia.

De cara a la nueva campaña, la que comenzará a sembrarse en los próximos días, los planetas parecen más alineados: hay agua acumulada en el perfil y la ecuación económica revirtió la tendencia inicial y se volvió positiva.

Mientras abril registró lluvias de más de 200 milímetros en algunos lugares, los márgenes del cultivo abren cierto optimismo.

A partir de la suba de los últimos días, el precio internacional subió U$S 25 por tonelada en el año y esa tendencia se trasladó a Rosario.

A partir de esta situación, la factibilidad de hacer trigo en la zona núcleo de la provincia –departamentos Unión y Marcos Juárez– mejoraron su condición. En campo propio, el rinde de indiferencia se ubica en 32 quintales por hectárea, mientras que en campo alquilado (con un valor de 18 quintales de soja por hectárea) se necesitan 43 quintales para salvar los costos.

Hace tres semanas se necesitan 9 quintales más por hectárea para salir hechos con el cereal 2024/2025.

Los números podrían ser mejores aún, si el Gobierno decidiera sacar las retenciones a las exportaciones del grano, tal como han solicitado las entidades rurales.

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