Un grupo de especialistas del Conicet y la Universidad Nacional de Córdoba estudió cuáles son las características de germinación de especies nativas de las sierras de Córdoba, de interés para la restauración ecológica.
A partir de ese estudio, elaboraron una novedosa cartilla informativa con recomendaciones prácticas sobre cómo y cuándo es mejor hacer germinar algunas semillas, y en qué situación es conveniente usar cada una, entre otras indicaciones.
A diferencia de las especies exóticas –que se pueden comprar en cualquier vivero y también están disponibles en internet– hasta ahora hay poca información que estandarice técnicas de germinación y describa qué condiciones medioambientales son óptimas para que las semillas de especies nativas puedan germinar, crecer y ser almacenadas adecuadamente. Sólo existen datos fragmentados e incompletos sobre algunas especies locales, a veces no validadas científicamente.
La cartilla incluye 16 fichas referidas a plantas nativas de Córdoba, que fueron seleccionadas entre más de 40 especies actualmente en estudio por el equipo de investigación. Las especies estudiadas representan a las diferentes formas de vida (hierbas, gramíneas, arbustos y árboles), y todas son recomendables para ser utilizadas en las distintas etapas del proceso de restauración y recuperación de ecosistemas autóctonos.
El trabajo está radicado en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (Imbiv) de la UNC y el Conicet, y tiene gran importancia debido a que las plantas exóticas son altamente invasoras y dañinas para los ecosistemas naturales, y afectan negativamente el crecimiento de las nativas. De ahí la necesidad de controlar su avance.
“Muchas veces se usan especies exóticas para restaurar y también como ornamentales porque se sabe más sobre esas especies, y son más fáciles de manejar. Pero en realidad, estamos generando un grave problema para el ecosistema”, explica Paula Marcora, doctora en Biología e investigadora del Conicet-UNC.
Agrega que la idea es “contribuir con estudios científicos y material accesible sobre nuestras especies nativas, con el objetivo de promover y facilitar su uso en la población y sobre todo a nivel de política ambiental”.
Las especies exóticas invasoras representan la segunda causa de pérdida de biodiversidad a nivel mundial, y son una de las principales amenazas para la casi totalidad de las especies silvestres en riesgo de extinción en el país. Junto con la urbanización, el avance de la frontera agroecológica y el aumento en la frecuencia de los incendios, causan impactos severos en la disminución de la cobertura vegetal y la pérdida de ambientes naturales.
Cuándo se recomienda usar cada especie

Para desarrollar el proyecto, el equipo de biólogas y biólogos consideró especies nativas que estuvieran poco estudiadas, o investigadas fragmentariamente, distinguiendo entre hierbas, gramíneas, arbustos y árboles.
Cada una de estas formas de vida tiene una función específica en cada etapa del proceso de restauración. Si lo que se busca es cubrir rápido el suelo para que no se inunde por la erosión de la lluvia o el viento, por ejemplo, se deben colocar pastos y hierbas. Otras en cambio, sirven para acelerar el desarrollo del bosque nativo, como las leñosas (árboles y arbustos).
“Muchas veces se realizan siembras aéreas con especies exóticas para lograr una cobertura en poco tiempo cuando hay pérdida de vegetación, como ocurre luego de un incendio. Eso es un error”, asegura Marcora. En ese caso, recomienda usar pastos y hierbas nativas, que crecen rápido y no generan los graves problemas que traen aparejados las exóticas.
Por otra parte, la bióloga precisa que en los “mal llamados pastizales naturales”, o zonas donde desde hace muchos años se practica ganadería, o hubo frecuentes incendios, se termina eliminando la cobertura leñosa y desaparecen las plantas semilleras. En ese caso, se sugiere agregar especies leñosas que permitan recuperar los sistemas naturales de Córdoba, que son mayormente boscosos.
Pero también se puede aportar a la biodiversidad desde el jardín de nuestra casa. Sobre todo, en áreas periurbanas y próximas a las sierras chicas y bosques, de manera de actuar como “un corredor” con esas zonas verdes.
“La cobertura boscosa está tan reducida, que el hecho de tener en los hogares plantas nativas, ya sea en el jardín o en macetas, es un modo de tener un reservorio de nuestra biodiversidad”, señala la investigadora e integrante del grupo de trabajo, Paula Venier.
Plantar nativas en el jardín además permite que se acerquen polinizadores como pájaros, abejas y mariposas (algo que con las exóticas ocurre raramente), favoreciendo la colonización por otras especies que actúan como dispersoras de semillas.
FUENTE: https://unciencia.unc.edu.ar/