Semanas atrás comenzó la cosecha de aceituna aceitera; si bien aún en pequeños volúmenes, la misma se da en un momento agronómico y económico complejo.

Existen circunstancias favorables en la producción como la mejora del precio internacional del aceite de oliva, fundamentalmente en Europa. Pero los profesionales y productores del sector no sólo se cosecharía un 20% menos en San Juan, sino que el porcentaje de óleo será menor al de otros años por la imposibilidad de finalizar la lipogénesis entre otros factores.

Desde el sector se resume así la situación:

* La sequía histórica en San Juan no sólo deshidrata la aceituna, sino que además limita o reduce la lipogénesis o proceso por el cual se sintetizan los ácidos grasos en el interior de la aceituna, generando triglicéridos o grasas de reserva a partir de moléculas de acetil CoA.

* Las heladas tempranas se anticiparon casi un mes y el riesgo este otoño es muy elevado para la calidad de la aceituna.

* No hay mano de obra ociosa dispuesta a trabajar en la cosecha se aceitunas

* La crisis energética por el costo de la misma en una actividad electrointensiva y la de los combustibles por el contexto internacional y la racionalización del abastecimiento del gasoil serán decisivos en la actividad.

aceite de oliva 3Pero incluso con este panorama existen empresas que hacen frente a la situación, como es el caso de Almazara SA en el departamento Pocito. Su gerente, el ingeniero Diego Calderón, marcó la cancha cosechando para obtener aceites premium: “Comenzamos la elaboración de aceituna de la variedad Changlot esta semana y continuaremos próximamente con Arbequina”, comentó.

“Este año pensamos aumentar un poco el volumen de elaboración debido al aumento de la demanda de aceite que tuvimos. Por lo que compramos aceitunas. Las variedades que más trabajamos son Arauco y Arbequina y en menor proporción Coratina” agregó el profesional.

Alto riesgo

Desde la firma Tío Yamil, el ingeniero Fabián Famar junto al licenciado Paulo Agüero marcaron que se está en un momento delicado “donde se impone la aceleración de la cosecha. Estamos urgidos de terminar la cosecha y elaboración de las variedades de mesa y ahora la sequía, la corta prolongada del agua y el alto riesgo de heladas tempranas intensas nos obligan a cosechar las variedades aceiteras”.

Comentaron que “mientras más pequeño es el productor y más depende del agua de turno para regar, mayor es la angustia. “Estamos muy preocupados porque la extrema sequía deshidrata la aceituna y resta el agua necesaria para llevar a cabo un buen proceso de generación de aceite -lipogénesis- en las olivas. No sólo tendremos menos kilogramos de aceitunas, sino también con menor rinde o porcentaje de óleo”, explicaron.

El mapa olívicola

En las tres últimas décadas se han producido grandes cambios en la actividad. En la última década, al ser una actividad electro y mano de obra intensiva, retrajo considerablemente su extensión.

El actual esquema muestra a La Rioja con unas 20 mil hectáreas cubiertas de bosques de olivo. Un 70% o más destinados al cultivo de variedades de olivas para conserva y el resto doble propósito. Le sigue Catamarca, también definida como conservera y con unas 16 mil hectáreas.

Les secunda San Juan, que, si bien carece gravemente de censos o relevamientos estadísticos de su superficie, se estima que la extensión olivícola se redujo de unas 22 a 14 mil hectáreas. Un 70% de su bosque es de variedades aceiteras y un 30% conserveras. Entre medio hay un 15 a 20% de doble propósito.

Mendoza tiene serios problemas hoy para abastecer sus fábricas y su cuarto cómodo lugar ostenta apenas unas 5.000 hectáreas en caída libre. Provincias como Córdoba, Río Negro, Neuquén y Buenos Aires, entre otras vienen creciendo en superficie de la mano del agroturismo.

FUENTE: diariodecuyo.com

 

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