De acuerdo al último Semáforo de Economías Regionales de Coningagro, hay alerta en las economías regionales, que se encuentran en estado de crisis y advertencia.

La Confederación Intercooperativa Agropecuaria publica periódicamente su Semáforo de las Economías Regionales, una herramienta para que el productor agropecuario pueda hacer un seguimiento de los indicadores que se analizan. Se trata de un relevamiento de 19 economías regionales monitoreadas por el área de Economía de la entidad.

El presidente de Coninagro, Elbio Laucirica, expresó que el 90% de las economías regionales están en crisis, no solamente por la sequía, sino por las inclemencias climáticas en su conjunto como granizo y heladas. “Volvemos a recaer sobre la falta de políticas públicas sostenibles que otorguen previsibilidad. De esta manera no estamos aprovechando oportunidades de lo que demanda y requiere el mundo, como biocombustibles y alimentos saludables producidos en ambientes sustentables”, remarcó además el productor de Rauch.

En tanto, desde el Área de Economía afirmaron que el estudio “muestra a la mayoría de las producciones en rojo, algunas en amarillo, y el principal factor entre el negocio, la esfera productiva y también el mercado, sigue siendo el aumento en los costos, con algunas recomposiciones de precios puntuales.

La parte productiva y de mercado son las más afectadas. En la zona donde puede haber producción se levanta el precio, pero por faltante, y en otras zonas está afectando la sequía, la reducción de superficies sembradas respectos a campañas anteriores”, indicó la técnica Silvina Campos Carlés. “También se observan stocks disminuidos o no tan recuperados, excepto en ganadería que se espera un poco más de stock, pero hacia adelante. En lo referido al mercado local, el consumidor no está validando subas en cantidades y en el plano internacional no se prevén subas importantes en valores”, agregó.

En otro orden, se expresó Juan Salvay, consejero de Coninagro en Córdoba, y productor de granos indicó: “Venimos de un tercer año con La Niña entonces comenzamos sembrando una fina con poco perfil de agua, el cultivo se fue desarrollando bien, con algunas lluvias intermedias, pero después las heladas tanto tempranas como tardías hicieron que fracasara la cosecha fina, especialmente el trigo, reportando pérdidas de entre el 50/70%”.

“La campaña gruesa de maíz y de soja estuvo impactada por la sequía, con poca humedad. En los primeros cultivos no hubo solo falta de agua, sino también temperaturas superiores a las normales y esto afectó a la flor y polinización del maíz, al desarrollo del maíz y de la soja, con grandes daños, los maíces con buen paquete tecnológico estimamos estarán entre el 50% del rinde estimado”, refirió Salvay.

“Los cultivos de segunda ya han recibido algún aporte de agua de lluvias de fin de año o enero y tienen otra performance; también implica que se han sembrado más tarde de lo normal y la proyección es que los rindes no sean los esperados al final de la campaña”, redondeó el dirigente.

El panorama en el Litoral argentino no es muy distinto. El productor citrícola Nicolás Carlino, consejero de Coninagro y presidente de Fedecoop, evaluó la situación en el NE: “Venimos de 3 años muy complicados, con un déficit hídrico muy marcado en la provincia. Esa falta de agua se está notando fuerte, para ejemplificar, en la zona centro sur de Corrientes en el 2022 llovió un 47% menos que la media normal. No reponer esa falta de agua nos ha llevado a una crisis en todas las actividades productivas”.

El dirigente comentó: “Desde INTA se estimó que el sector ganadero en la zona centro sur de Corrientes, entrará al invierno solamente con un 20% de la reserva de materia seca o pasto para que los animales puedan pasar el invierno. Pasaremos de 4 mil kilos de materia seca a 1 mil kilos para alimentar a animales. Eso no podemos suplirlo con verdeo, no tenemos agua y se viene un panorama complicado”, sostuvo Carlino.

“Al empezar a caer la oferta el precio puede aumentar, el productor no maneja eso; es un tema de mercado y demanda. La caída de la producción, sumada a la demanda sostenida y la baja oferta, los precios pueden aumentar. En enero, la producción citrícola se ha quedado sin fruta en cámara, algo impensado para la época y el productor pasó a trabajar la fruta en cámara, lo que supone costos de cosecha, proceso, energía eléctrica, entre otras y a veces en esa distorsión la fruta pierde calidad y calibre, que sería el tamaño”, concluyó.

FUENTE: Coninagro

 

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