La planta de Las Chilcas funciona totalmente integrada a los procesos del campo. Esto permite industrializar el maíz en su lugar de cosecha.

Desde 2016 cuenta con una destilería que transforma la producción de maíz en alcohol. Esta planta de bioetanol genera energía y alimento a la vez, con un sistema de economía circular. Subproductos como la burlanda sirven para alimentación del ganado.

El presidente de Las ChilcasAndrés Aguilar Benítez, dijo en este sentido: “Vimos los beneficios de trabajar con un sistema de economía circular a través de la cadena de maíz con el bioetanol. Se logra una sinergia entre las distintas unidades de negocio, donde un residuo pasa a ser un subproducto de otra unidad y el insumo de otra”. Y continuó: “Se genera una circularidad que se autopotencia, y eso acarrea beneficios en la producción y aportes a la comunidad”.

Luego indicó que la inversión empresaria permitirá crear nuevos empleos directos e indirectos“Vamos a aumentar entre 10 y 20 por ciento el plantel de empleados, según las necesidades. Hoy tenemos 125 trabajadores en la empresa, todos de la zona, cuando los campos vecinos tienen sólo uno”, anticipó.

El presidente de Las Chilcas entiende que el sistema de trabajo utilizado “potencia la producción energética, la producción animal y los subproductos, además de generar trabajo de calidad en la zona, eludir el éxodo de personas del pueblo a la ciudad y evitar que grandes camiones salgan a la ruta”.

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