Por Juan Manuel Colombo
De acuerdo a estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el girasol recuperará esta campaña una parte de la superficie pérdida en manos de la soja y el maíz en los años previos en el plano general y en especial frente al ciclo anterior que resultó afectada por la sequía, en especial en la región norte del área sembrada.
La siembra de girasol se encuentra próxima a finalizar con el 80% de las 1,65 millones de hectáreas estipuladas para el cultivo ya implantadas y con una proyección de producción en torno a las 3,5 millones de toneladas, un volumen final que de concretarse significaría un salto del 14% respecto a la campaña anterior.
Además, desde el sector privado prevén exportaciones por US$ 1.190 millones para la nueva campaña.
Desde la Asociación Argentina del Girasol (Asagir), que nuclea a toda la cadena del cultivo, confían en que la nueva campaña superará incluso las previsiones y estiman que será mejor a la prevista por la entidad bursátil porteña.
En diálogo con Télam, el presidente de Asagir, Enrique Moro, dijo que la siembra podría llegar a abarcar una superficie de 1,8 millones de hectáreas, en línea con los cálculos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, con una producción de 4 millones de toneladas.
Pero más allá de este potencial crecimiento de casi el 6% en el área, el tema lluvias sigue siendo algo fundamental, ya que la seca que se registra en el norte del país afecta la evolución del cultivo y representa una incertidumbre para poder estimar el número final.
“Teníamos la expectativa de recuperar la superficie que fuimos perdiendo en los últimos años por el crecimiento de otros cultivos como la soja o el maíz y esa expectativa se va a morigerar un poco porque en el norte estimábamos una siembra de 600.000 hectáreas, pero se llegaron a sembrar 400.000 por la sequía”, señaló Moro.
No obstante, el directivo de Asagir cree que esa merma será “compensada por la producción en el oeste y sur de Buenos Aires”.
Para Moro, el girasol perdió lugar entre los cultivos por una una cuestión de rentabilidad, más allá de los vaivenes climáticos, sobre todo en manos de la soja y el maíz.
“En la campaña 2020/21 se revirtió porque en el mundo hay un requerimiento mayor de los productos del girasol, más demanda. Al volver a un valor importante como el que tenemos hoy día en el aceite, se vuelve a recuperar superficie en detrimento de la soja. Hoy hay precios FOB espectaculares de US$ 500 dólares la tonelada del grano. Este es un escenario que hace muchos años que no se daba”, remarcó Moro.
Fuente: Télam