Una conjunción de hechos disruptivos en el país y el mundo imponen mayores desafíos a la ganadería argentina mientras el sector sigue adelante con sus planes de producción y desarrolla tecnologías frente a una nueva era de consumidores cada vez más preocupados por el cuidado del ambiente y la salud.

El año 2021 termina con una caída interanual del 9% de la faena. Según la encuesta CREA de noviembre, las empresas ganaderas continúan apostando a la actividad; muestra de ello es que para atravesar la sequía que afectó a la mayoría de las regiones, el 38% suplementó a las vacas y el 55% anticipó el destete incrementando la suplementación. De cara a 2022, el 55% prevé aumentar la retención en cría y el 48% el peso medio de faena, en la categoría de 350 a 420 kg, entre otras variables alentadoras de productores que toman decisiones en base a datos.

Ciencia frente al reto verde 

La ganadería mundial se enfrenta a una fuerte interpelación por sus posibles implicancias en el calentamiento global, en el bienestar animal y en la generación de resistencia a los antibióticos, que significa una amenaza para la salud humana y animal.

En este contexto, desde Valor Carne se pone sobre el tapete algunos avances e inversiones de los distintos eslabones de la cadena que dan respuesta a las demandas de la sociedad y cuyas innovaciones hemos contado a lo largo de 2021. Estos ejemplos son una muestra de la capacidad de transformación de un sector de larga trayectoria.

Comenzando por la cría, la actividad de mayor emisión de metano, se presenta el caso de un establecimiento que desde hace ocho años hace manejo holístico. El Rincón de Corrientes, regeneró el pastizal, aumentó la carga de 0,5 a 0,86 EV/ha y casi duplicó la producción de terneros a cerca de 10.000 por año. El INTA analizó los suelos y halló dos toneladas extra de carbono por hectárea en línea con experiencias de los Estados Unidos, cuyos ganaderos se comprometieron a ser carbono neutro en 2040.

Daniel Bovetti, un productor de Córdoba que hace ciclo completo con terminación a corral y tiene cabaña Limangus, se transformó en el primero que evaluó eficiencia neta de conversión (RFI) en su propio campo. Se trata de un carácter estratégico para seleccionar animales que consumen menos alimento y producen lo mismo y, por lo tanto, resulta clave para bajar las emisiones de metano por kilo de carne producido.

Buscando contribuir a incorporar este carácter en el rodeo de distintas razas, Biofarma, realizó una inversión millonaria en un feedlot experimental que incluyó comederos inteligentes para medir la conversión neta de 140 toros a la vez. También instaló el primer equipo del país para el rolado al vapor de maíz, con energía generada a partir de desechos bovinos, lo que permite mejorar 7-8% la conversión en carne, con menor impacto ambiental.

En lo que hace al bienestar animal, este año la Argentina dio un nuevo paso adelante con un protocolo para feedlots que permite brindar garantías a los consumidores de todo el mundo. El INTA y Senasa desarrollaron Bienest.AR, con base a su equivalente europeo Welfare Quality®, aunque ajustado a los sistemas locales y con novedades como confort térmico, incomodidad por moscas y anegamiento, entre otros.

Con respecto a la resistencia bacteriana, los M.V. César Fiel y Pedro Steffan desarrollaron una app que recomienda si hay que desparasitar o no una tropa y propone el tratamiento, según los resultados del laboratorio y el historial de uso de drogas en el sistema productivo.

Con la visión de evitar la generación de resistencia a antibióticos, el laboratorio argentino Vetanco creó dos empresas, una junto al INTA, Bionnovo, que desarrolló una inmunoglobulina que fortalece la salud intestinal del ternero, sitio de entrada de los agentes causantes de la diarrea neonatal. Otra, con un laboratorio europeo, BV Science, desarrolla ‘productos no antibióticos’ para la nutrición intensiva incluyendo las etapas de recría y engorde.

Por último destacamos que este año, por primera vez, La Nación- Banco Galicia otorgó el Premio a la Excelencia al Mejor Trabajo de Investigación a un frigorífico. Logros SA, mediante un convenio con el INTA y el INTI, midió la huella ambiental de la carne desde la producción primaria en un sistema silvopastoril de Santiago del Estero, pasando por todas las etapas industriales y del transporte, hasta los mayoristas en EE.UU, Europa y Chile, lo que habilita su presencia en las góndolas más exigentes, que están comenzando a requerir esos datos. Ahora, otros 28 frigoríficos exportadores harán un trabajo similar con el apoyo del IPCVA.

Cierra un año complejo, aún en pandemia, pero con logros que alimentan la vocación de la ganadería de seguir produciendo carne sustentable de cara a 2022.

Fuente: Valor Carne

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